La moderación de los alimentos resta argumentos al Gobierno para prorrogar la rebaja del IVA
La ministra de Hacienda apunta que se mantendrán si los precios persisten en niveles "no lógicos". La medida ha costado 254 millones en solo cuatro meses
El roto que la cesta de la compra ha hecho en nuestros bolsillos fue una de las razones que llevó al Gobierno a rebajar el IVA a una serie de productos básicos para tratar de aliviar el zarpazo de la inflación. Si al principio las facturas eléctricas eran las que quitaban el sueño, el traslado de los precios al ticket del supermercado se había convertido en una verdadera pesadilla.
La aprobación se hizo el pasado diciembre, a finales de mes, con los precios de los alimentos por los aires y, ahora, cuando resta mes y medio para las elecciones, el Gobierno tendrá que decidir si lo prorroga o no.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha asegurado en los últimos días que mientras los precios estén en «niveles no lógicos», seguirán existiendo las medidas de apoyo. «Si persiste, el Gobierno no va a retirar esos estímulos que permitan abaratar las facturas y, por tanto, aliviar las economías domésticas o la propia cuenta de resultados del sector empresarial», detalló ayer en una entrevista en Antena 3.
Ya a principios de semana apuntaba Montero que en la decisión pesará, y mucho, la evolución de los datos de inflación para este mes. Así, está marcado en rojo en el calendario el día 13, el día en el que el Instituto Nacional de Estadística publicará los datos de inflación consolidados para el mes de mayo. El avance de junio, el día 29, podría sumarse al análisis, pero se conocerá solo un día antes de que expiren las medidas.
Del 15,7% en diciembre al 12,9% en abril
Cuando el Gobierno tomó la decisión de rebajar el IVA a determinados alimentos (del 4 al 0% en algunos de primera necesidad y del 10 al 5% en otros, como la pasta o el aceite), el IPC estaba en el 5,7% (lejos del pico de 10,8% que marcó en julio) y el subgrupo de alimentos estaba disparado al 15,7%. De acuerdo con el último informe de recaudación de Hacienda, del mes de abril, los recortes del gravamen a los alimentos supusieron dejar de ingresar 254 millones de euros en los cuatro primeros meses del mes. Otras medidas que estarán en vigor hasta final de año, como la rebaja del IVA de la electricidad o el gas natural, han tenido un impacto de 378 millones menos para las arcas públicas.
Ahora bien, desde diciembre la evolución del precio de los alimentos se ha ralentizado, con subidas hasta febrero (16,6%), una discreta bajada en marzo (una décima, hasta el 16,5%) y un recorte de más de tres puntos en mayo, hasta el 12,9%. Todavía muy altos, pero en clara tendencia a la baja.
Y, aunque aún no conocemos el detalle de los precios en mayo, el avance del INE ya apuntó que la caída de la inflación en mayo hasta el 3,2% en su índice general y el 6,1% en la subyacente se debía a una caída de los precios de los combustibles y a un incremento menor de los precios de los alimentos que en comparación con mayo del año pasado.
«La moderación de los precios de los alimentos y la caída de los carburantes posicionan a nuestro país como uno de los que tienen la inflación más baja de la Unión Europea», se felicitaba entonces la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
Precisamente dos de los argumentos económicos que no justificarían mantener las ayudas que ahora el Gobierno ha de decidir si mantiene o no. Además de la citada rebaja del IVA, también está por ver qué sucede con la ayuda de diez céntimos por litro de combustible para los transportistas. En el departamento que lidera Calviño manda la cautela y fuentes de Asuntos Económicos detallan que se van a seguir haciendo evaluaciones y revisiones periódicas para que las medidas sean lo más efectivas posibles.
El decreto fijó como límite la subyacente en 5,5%
Otra pista que podría indicar el futuro de las medidas es una excepción que incluyó el decreto con las medidas: establecía que, si en marzo de este año la inflación subyacente –la que no incluye los precios más volátiles de la energía o los productos frescos- caía por debajo del 5,5% interanual, los tipos impositivos volverían al 10 y al 4%. Por lo que el dato de esta inflación ‘núcleo’ de mayo podría ser clave a la hora de tomar la decisión, aunque el INE lo sitúa seis décimas por encima de esa barrera.
Los expertos también apuntan que lo peor del pico inflacionario ya ha pasado y que, poco a poco, los niveles de precios tanto de la energía como de los alimentos volverán a un precio razonable. «Los factores exógenos que habían impulsado la inflación tienden a amainar. Se trata sin duda de una tendencia que sufrirá altibajos, por la volatilidad que caracteriza los mercados energéticos y alimentarios, y su vulnerabilidad ante las tensiones geopolíticas globales. No obstante, bajo el supuesto de un entorno externo sin grandes sobresaltos, se puede anticipar una menor aportación al IPC tanto de los componentes energéticos como de los alimentos«, apunta el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, en el último número de Cuadernos de Información Económica.
Además, tanto el Banco de España, como el Banco Central Europeo y la Comisión Europea han instado a ir retirando las medidas de apoyo desplegadas con motivo de la pandemia, primero, y la guerra de Ucrania, después, ante el temor de que puedan desplegar efectos inflacionarios.
Sin embargo, el calendario es tozudo. Si el dato consolidado del IPC se conocerá el día 13, martes, solo quedarán dos reuniones del Consejo de Ministros –20 y 27 de junio- antes de que expiren las medidas. El real decreto-ley que prorrogue o modifique estas ayudas tendrá que ser avalado por la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados en un plazo de 30 días desde su promulgación, lo que llevaría de lleno su convalidación a la campaña electoral y a los tiempos de la política.