Dos años de inflación desbocada: la cesta de la compra se encarece un 26%
El IPC sube un 13% desde mediados de 2021, tras moderarse las subidas por la contención de la energía, pero los alimentos siguen disparados y perjudican el poder adquisitivo de los españoles
Somos cada día más pobres. Los precios suben mucho más que los salarios y el poder adquisitivo de los españoles se reduce. Por ello, las grandes distribuidoras, desde Mercadona hasta El Corte Inglés, advierten que esperan bajadas de ventas para los últimos meses del año y tendrán que hacer promociones. Quizá así se modere la disparada cesta de la compra, que lleva dos años escalando y acumula una subida del 26,1%.
La actual inflación desbocada se relaciona con dos fenómenos, interrelacionados entre sí: la subida de los precios energéticos y la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La guerra, iniciada a finales de febrero del año pasado, agudizó el encarecimiento del gas y la luz, pero este ya había arrancado unos meses antes.
En concreto, en primavera y especialmente verano de 2021, cuando la falta de lluvias y viento provocó que se empezara a encarecer la electricidad por la escasa producción eólica e hidroeléctrica, y el alto precio de esta última. La invasión de Ucrania tensionó aún más los precios al disparar el del gas, lo que no solo afecta directamente al bolsillo de los consumidores que usan esta fuente de energía sino que también encarece la luz.
Ahora se han cumplido dos años del inicio de la gran inflación y España acumula una subida de precios del 13,3%. Pese a que los precios energéticos se han reducido por la mayor producción eólica y las medidas tomadas por el Gobierno, como la excepción ibérica y las rebajas de impuestos, la comida no deja de encarecerse y acumula un incremento de precio del 26,1%, que es aún mayor para muchos alimentos básicos. Ni la rebaja del IVA los ha bajado.
La causa es que la industria alimentaria sufre encarecimientos en toda su cadena de valor. El precio de la energía es importante para la misma, pero todavía lo es más el de la materia prima, que se disparó con la guerra de Ucrania al tratarse de un país exportador de cereales. Pero los sobrecostes también afectan a los envases –plástico, latas, etc...– y los salarios.
El Gobierno, que ha llevado a cabo sendas campañas contra los beneficios extraordinarios de energéticas y bancos, también puso en el punto de mira al sector de la alimentación y la distribución, y desde Podemos se llegó a personalizar en Juan Roig, dueño de Mercadona, cadena de supermercados favorita de uno de cada cuatro españoles. Sin embargo, nunca llegó a actuar contra los supermercados por las subidas de precios.
Lo cierto es que las cifras demuestran que los súpers no están teniendo esos supuestos beneficios extraordinarios. Las cuentas presentadas por todas las empresas del sector, desde Carrefour hasta Consum, pasando por la propia Mercadona, evidencian que han subido precios, porque mejoran la facturación, pero no márgenes. De hecho, los han bajado, porque ganan menos facturando más, lo que evidencia que pese a encarecer productos, los están ajustando para competir. El ajuste afecta también a los fabricantes.
Del 62% del aceite al 15% del pescado: la comida, disparada
Dicho ajuste demuestra que la situación podría ser aún peor y que ir al súper podría ser todavía más caro. Economía Digital ha analizado la subida de todos los productos de la cesta de la compra que recoge el Instituto Nacional de Estadística en el IPC en los últimos dos años, desde julio de 2021 hasta julio de 2023. Los alimentos se sitúan entre lo que más sube, un 26,1%, pese a la rebaja del IVA de los productos básicos, que apenas se ha notado.
Se trata de una media pero mirando los principales alimentos, la mayoría se sitúan por encima. La palma se la lleva el aceite de oliva, uno de los productos esenciales de la dieta mediterránea, que se ha encarecido un 62% en dos años, según el INE. La leche lo ha hecho un 45%, los huevos, un 38%, el arroz, un 34%, y la fruta fresca, un 28%. Algo por debajo de la media se sitúan la carne de cerdo y de ternera, el pan y el pescado fresco.
Como se ve en el gráfico, todos los alimentos suben más que el IPC. En verde están los que suben menos que la media de toda la comida; en amarillo, los que se encarecen más que la media y en rojo los que se disparan más de un 50%.
El coste de la vida, más allá de la comida
Con un análisis a fondo, se observa como hay algún servicio que se ha encarecido aún más que la compra. Está relacionado con el turismo, después de la recuperación de los viajes vacacionales y de ocio tras la pandemia y afectada también por subida de costes, si bien el incremento de la demanda es el gran factor que ha inflacionado el sector.
Así, se ha disparado un 50% el precio de los paquetes turísticos y un 34% el de los hoteles y alojamientos. Pero no se trata de productos de primera necesidad, y en el caso de los paquetes, ni siquiera lo contratan la gran mayoría de familias.
En este gráfico se puede ver lo que se han encarecido 28 bienes y servicios que forman parte del IPC: en rojo los que superan la media, en azul los que se sitúan alrededor del 13% y en verde, los que se encarecen por debajo de la media. En el primer grupo, además, de los citados, encontramos los vuelos internacionales y las bebidas alcohólicas; en el segundo, los coches, carburantes y restaurantes, y en el tercero, el tabaco, la ropa, los libros y la educación, entre otros.
Aunque cueste de creer, o de imaginar de qué productos se trata, hay algunos que han perdido valor de mercado desde verano de 2021. El que más, el metro y el autobús (24%), aunque han caído otros como productos de electrónica, la factura eléctrica y las gafas y lentillas.
En la mayoría de casos tiene que ver con sectores regulados. El Gobierno impulsó unas importantes rebajas en el transporte público, que explican el abaratamiento de metro, autobuses tanto urbanos como interurbanos y trenes. Los peajes y la luz también son regulados y, en este último, se explica sobre todo por la excepción ibérica y las rebajas de impuestos. En los móviles y ordenadores, el detonante es la madurez del sector y en las tarifas móvil, la competencia y la ofensiva de operadores low cost.
Las medidas contra la subida del coste de la vida, como las comentadas o el importante incremento de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), han empezado a hacer efecto, pero como se ve, en alimentación aún no se nota y, de hecho, sube mes tras mes ininterrumpidamente desde septiembre de 2021. Habrá que ver si la caída del consumo esperada para los próximos meses termina frenando la inflación desbocada.