Así puedes salir de una hipoteca compartida tras un divorcio
Existen tres opciones para poner fin a una hipoteca compartida en caso de divorcio
Cuando una pareja decide tomar caminos por separado, hay que realizar miles de trámites y tomar decisiones importantes, como qué hacer con la hipoteca compartida de la vivienda en la que se residía. Aunque es una situación complicada, hay que dejar todo bien atado para evitar posibles embargos y problemas futuros.
En el caso de divorcio, el obligado a pagar la hipoteca será el cónyuge o los cónyuges que hayan contratado el préstamo hipotecario. Si ambos cónyuges titulares de la hipoteca, los dos están obligados a pagar al banco las cuotas hipotecarias. De hecho, una hipoteca compartida puede seguir pagándose a pesar de estar separados, dado que al banco no le importa el estado civil de los titulares.
Así puedes salir de una hipoteca compartida
Pese a ello, son muchas las parejas que tras un divorcio no quiere tener más ataduras con sus exparejas. Por suerte, existen varias posibilidades para poner fin de una hipoteca compartida: vender la vivienda; dación de pago o renegociar la titularidad del préstamo con el banco.
Vender la vivienda
Deshacerse de la vivienda mediante la venta quizás es la primera opción que se piense, aunque es muy probable que encontrar un comprador lleve bastante tiempo, en función del tipo de inmueble del que se trate, y alargue aún más el proceso de divorcio.
Por otra parte, esta opción trae dos problemas: por un lado, la venta de la vivienda puede alargar dramáticamente el proceso de divorcio y por el otro es muy probable que no se consiga el precio al que se la compró, visto la devaluación del metro cuadrado que ha experimentado el mercado.
Dación de pago
La dación en pago consiste básicamente en saldar la deuda restante del préstamo hipotecario entregando la casa al banco. De esta manera, ambos titulares quedan exento de la deuda.
Renegociar la titularidad con el banco
La subrogación del deudor es un proceso por el cual es posible hacer cambios en la titularidad del préstamo de una hipoteca. De esta manera, el nuevo titular pasa a ser el responsable de devolver el dinero prestado por el banco en el momento en el que se firmó la hipoteca.
Para realizar un cambio de nombre en una hipoteca, es necesario que el banco acepte la subrogación. Es decir, se debe solicitar al banco la subrogación del deudor y, a continuación, el banco deberá realizar un estudio de viabilidad de la subrogación.