Cuando Baco descubrió a Apolo: la revolución de la energía solar llega al sector del vino
La crisis energética que ha vivido Europa en los dos últimos años ha impactado de lleno en el sector del vino que, además, se enfrenta a la incertidumbre climática; por eso, ha habido que reinventar algunas formas de trabajar
La relación entre los dioses mitológicos era extraña. No siempre había buena química y, en algunos casos, el final era trágico. Sobre Baco, dios romano del vino, y Apolo, que duplicó nombre con los griegos en el terreno de la luz y el sol, no se conocen grandes disputas. Quizá eso ha provocado en nuestros días que el sector vinícola se haya lanzado de lleno al autoconsumo solar, y el resultado sea positivo.
Todos se necesitan. La crisis energética que ha vivido Europa -y España- durante los dos últimos años ha llevado a las empresas a replantearse algunos aspectos en su estrategia. El sector del vino no podía ser menos. Además, su posición de partida era ideal: la sostenibilidad y la relación con el medio ambiente están en su ADN. Fomentar eso era natural.
El consumo eléctrico de una bodega puede variar desde los 28.000 kWh/año para las firmas más pequeñas a los 700.000 kWh/año cuando son grandes
Por tanto, más allá del ahorro económico, que las bodegas españolas hayan apostado de manera clara por el autoconsumo era casi una obligación. El siguiente paso, y el más importante para su implementación, consistía en afrontar la realidad energética del negocio.
En España, por suerte para el sector, la tipología de bodegas y negocios relacionados con el vino son múltiples y variados. De hecho, los consumos eléctricos pueden variar de los 28.000 kWh/año para las firmas más pequeñas a los 700.000 kWh/año cuando el tamaño es considerable. Así, según la organización Cooperativas Agroalimentarias, el consumo medio nacional es de unos 275.000 kWh/año. Con estas cifras, el gasto medio en luz para un negocio supone 35.000 €/año (puede llegar al medio millón de euros). Este coste no incluye otros gastos energéticos como el gas natural o combustible.
Cómo llega el autoconsumo a las bodegas
Una vez que todas la piezas de la ecuación encajan: desarrollo sostenible, compromiso con el medio ambiente y ahorro energético, llega el turno de que Baco y Apolo aúnen esfuerzos. Según explica la responsable de tecnología de Smart Solar en Iberdrola, Vanessa Castro, «lo más importante para analizar los casos de éxito es tipificar la bodega».
Explica que, en estos momentos, la mayoría de instalaciones se hacen con potencias que van desde los 15 kW a los 60 kW. «Más allá de esta potencia debe ser para bodegas que tengan alguna instalación vinculada al lado», explica Castro. Y pone el ejemplo de una de las bodegas con las que trabajan, que tiene un hotel asociado, y han llegado a instalar 645 kW.
Pero también hay otro planteamiento. Asegura el responsable de producto Solar Fotovoltaico para España y Portugal en Endesa X, Jaume Maciá, que «algunas bodegas quieren ir más allá de un simple autoconsumo, y se plantean planes integrales de descarbonización».
Para ello, sostiene el directivo de la eléctrica azul, «también es muy importante que dispongan de espacio, no solo en techo, sino también en lugares adyacentes». En este sentido, y por fortuna para muchas bodegas, añade que por norma general el espacio, y con buena proyección solar, es algo con lo que se cuenta.
Las claves para elegir bien
Una vez detectada la necesidad, hay que tener en cuenta qué se hace y, por tanto, qué se quiere. De la cepa a la copa, el proceso de creación del vino necesita constantemente de electricidad -incluido el riego-. Sobre todo, una vez que la uva llega a la bodega.
Recepción de la vendimia y despalillado suponen el primer encuentro directo -y de gran consideración- con el consumo. Principalmente en la tolva. Y después, los kilovatios necesitados son una constante. Por ejemplo, el proceso de fermentación, que supone el 45% del consumo eléctrico, es el gran paso intermedio.
Pero todo continúa con los trasiegos, la clarificación, la filtración, el embotellado, almacenamiento… procesos continuos de consumo eléctrico a los que se suman los gastos corrientes de iluminación, climatización de la bodega para el personal, etc. Y todo ello muy concentrado en un periodo de tiempo determinado. Uno de los grandes retos para las empresas eléctricas.
Explica Jaume Maciá, de Endesa X, que «las bodegas tienen un consumo estacional importante, porque en el proceso de fermentación -clave de todo- es esencial para el vino», y eso es llevar la exigencia de consumo al máximo.
«Siempre hay un estudio, y para ello nosotros cogemos la curva de consumo durante todo el año, y mediante simulaciones se adecúan a cada cliente. No tiene sentido dimensionar el autoconsumo pensando solo en los meses de vendimia, porque luego habría excedentes sin salida», recuerda Maciá.
Sobre el tamaño, que aquí importa mucho, Vanessa Castro, de Iberdrola, señala que «en una bodega pequeña se ve -de manera muy clara- que el consumo aumenta en la época de vendimia». Lo hace de forma más significativa que en las bodegas que tienen negocios aledaños y cuyo consumo anual es relativamente más uniforme.
«Algunas bodegas quieren ir más allá de un simple autoconsumo, y se plantean planes integrales de descarbonización»
Y con todo esto llega una de las partes importantes: la económica. «Son clientes que, por su consumo, pueden tener importantes ratios de ahorro. Además, su forma de trabajar les permite adaptar su consumo a ciertas horas, sobre todo, cuando necesitan hacer procesos de climatización», asegura Maciá. Eso, en ahorro, arroja cifras que pueden llegar en un futuro inmediato -si entra en escena el almacenamiento- hasta un 40% del consumo eléctrico, aunque en estos momentos se captura un tercio de los costes, aproximadamente.
En el balance de resultados, y atendiendo a las facturas medias que están cercanas a los 40.000 €/año, significa que, una vez instalados los sistemas de autoconsumo puede haber ahorros superiores a los 15.000 €/año.
Camino se hace al andar
La teoría está bien explicada. Y los motivos son compartidos. Pero cómo es la aplicación. Qué piensan dentro del sector del vino, y cuáles son algunos de los ejemplos prácticos.
Una de las grandes compañías españolas del sector vinícola, García Carrión, recientemente ha anunciado un aumento de su generación de energía renovable en sus centros de producción de España después que Endesa X haya puesto en marcha 9 instalaciones solares fotovoltaicas para autoconsumo en diferentes bodegas repartidas por la geografía española. Las plantas solares, que ya están totalmente operativas, suman una potencia total de 18,16 MW, lo que lo convierten en uno de los proyectos de autoconsumo empresarial más grandes y en un referente para el sector vinícola.
Sobre el impacto del autoconsumo en la empresa, el vicepresidente de la compañía, Luciano García-Carrión, explica a ECONOMÍA DIGITAL que ellos intentan ser «muy sensibles a lo que quiere el consumidor. Nosotros nos consideramos agricultores, y por eso es esencial el cuidado del medio ambiente».
Además, una de las caras más reconocibles de García Carrión, también estima -con dosis de prudencia y humildad- que pueden ser «un referente y un espejo para el resto de bodegas». Algo esencial y que, efectivamente, puede servir como un efecto tractor para concienciar a quienes todavía tengan dudas.
Incluso, como confiesa Luciano García-Carrión, el proceso «no ha sido fácil, porque estos años el mercado ha estado muy estresado en la cadena de suministro». Pero todo esfuerzo ha merecido la pena: «Se trata de poner nuestro granito de arena para que todo el sector sea más sostenible».
Y el camino ya está andado. La bodega Abadía Retuerta, que está localizada en Sardón de Duero (Valladolid), apuesta por las energías renovables de la mano de Iberdrola. El primer paso fue colocar 500 paneles solares fotovoltaicos -que suman 200 kW-. Pero no ha hecho más que empezar.
El director de Sostenibilidad de Abadía Retuerta, Fernando Lárazo, avanza que les acaban «de aprobar una ampliación que multiplica por cinco lo que tenemos actualmente». Por eso, lejos de modas o acciones inmediatas por la crisis energética, advierte de que el autoconsumo «es una realidad; no es una historia económica, sino una apuesta de sostenibilidad».
Algo que Luciano García-Carrión enfatiza. «El tema económico es importante por la tormenta perfecta que ha habido; pero nosotros desde García Carrión llevamos muchos años con el autoconsumo. No lo hemos hecho solo por costes, pese a lo importante que es. El autoconsumo es un plan de contingencia muy bueno, porque si viene otra crisis energética, cuanto mejor esté implantado, la empresa será más competitiva».
Baco y Apolo, unión total
Los ejemplos recorren toda la geografía española. Da lo mismo la Denominación de Origen o el tipo de uva. El matrimonio entre el sector del vino y la energía solar es una realidad.
Lo mismo sucede con las empresas eléctricas involucradas. Todas han creído en este negocio, al margen de los grandes gigantes energéticos. EDP España y Aalto, bodega asentada en la Ribera del Duero, han hecho migas.
Instalará en Quintanilla de Arriba (Valladolid) una planta fotovoltaica formada por más de 150 paneles solares que suman una potencia de 70 kW situada en la cubierta de la bodega. Aalto conseguirá un ahorro anual del 25% en su consumo eléctrico, el equivalente a recorrer 500.000 kilómetros con un vehículo eléctrico (79.000 kilovatios hora).
Otro ejemplo lo representan Bodegas Barbadillo y la productora eléctrica Sonnergy. Han creado una instalación de 238 paneles de (545 kW) que abastecerán gran parte de las necesidades de consumo eléctrico de la bodega.
De esta forma, la bodega del Barrio Alto de Sanlúcar De Barrameda (Cádiz) tendrá capacidad para producir 198.300 kWh de energía anualmente, equivalente al consumo de 60 hogares, lo que permitirá a la bodega «autoabastecerse de energía solar evitando lanzar unas 90 toneladas de CO 2 a la atmósfera».
El futuro que nos espera
Todo esto es lo que ahora mismo se hace. Lo que Baco y Apolo son capaces de aportar cuando están juntos. Pero las empresas eléctricas están en constante evolución. Y eso se nota.
Por ejemplo, Iberdrola ha puesto en marcha en los viñedos de González Byass y Grupo Emperador ubicados en la localidad toledana de Guadamur la primera planta agrovoltaica inteligente de España. El proyecto, denominado ‘Winesolar’, ha contado además con la colaboración del proveedor de soluciones tecnológicas avanzadas Techedge y el fabricante de seguidores y estructuras para paneles solares PVH.
«El autoconsumo compartido puede ser una de las opciones»
En concreto, esta instalación permite adaptar la disposición de los módulos a las necesidades de las viñas, para regular mediante la sombra de los paneles la incidencia del sol y la temperatura. Así, la instalación contará con seguidores controlados con un algoritmo de inteligencia artificial capaz de determinar en cada momento la posición óptima de las placas solares colocadas sobre las vides.
Por otra parte, en materia energética, Jaume Maciá, de Endesa X, recuerda que «todas las industrias tendrán que ir hacia el almacenamiento, y el sector bodeguero tendrá que hacer lo mismo. Gracias a eso, se podía llegar a dar a ese autoconsumo un rendimiento de hasta el 40%».
Aunque para esto habrá que esperar. «Lo malo es que, por el momento, su coste es muy elevado. Aunque poco a poco, llegará el momento en que los sistemas de almacenamiento serán rentables». Pero el directivo de la eléctrica azul señala otros caminos: «El autoconsumo compartido puede ser una de las opciones. Uno abastece al resto, o entro dos o tres comparten zonas. Esto les puede ayudar a ser más competitivos».
En definitiva, presente y futuro esperanzador para el sector del vino que ha ligado su negocio de manera directa con el sector eléctrico y las energías renovables para seguir demostrando su unión con el terruño, la sostenibilidad y el medio ambiente. Baco y Apolo sonríen.