El think tank de CEOE denuncia que los ingresos tributarios crecen más que el PIB y restan competitividad a España

El Instituto de Estudios Económicos señala que la presión fiscal de España ascenderá hasta el 42,3% del PIB este año por la introducción de nuevos tributos y la reforma de los existentes

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Durante 2022 España asistió a una recaudación tributaria «que supera todos los registros históricos». Esta es una de las principales conclusiones del informe presentado este lunes por el Instituto de Estudios Económicos (IEE), think tank de la patronal CEOE, presidido por Íñigo Fernández de Mesa.

Según el documento, la presión fiscal de España fue del 42,1% del PIB en 2022, cifra ligeramente superior al último dato disponible de presión fiscal media de la UE, que fue el 41,7% en 2021, y se incrementará hasta el 42,3% en 2023 por la introducción de nuevos tributos y reforma de los existentes.

En concreto, el IEE detalla que los ingresos tributarios presupuestados para 2023 superan las cifras de 2019 en casi 50.000 millones de euros, «lo que representa un 23,4% de incremento«, mientras que, en el mismo periodo, «el PIB se ha incrementado en un 11,5%». Es decir, según la estimación del instituto, los ingresos tributarios habrán crecido 12 puntos más que el PIB entre 2019 y 2023, lo que conlleva un aumento notable de la presión fiscal.

Pérdida de competitividad fiscal

Por otra parte, el informe presenta un Índice de Competitividad Fiscal (ICF) elaborado por la Tax Foundation de Estados Unidos, según el cual España se situó en el año 2022 en la posición 34 del total de los 38 países analizados, once puestos por debajo de la posición que ocupaba en 2019 y dos inferiores al puesto de 2021. Según Fernández de Mesa, esto muestra «una pérdida notable de competitividad fiscal en nuestro país» posición que «va a peor y seguirá empeorando si se continúa con persistentes subidas de impuestos y creación de nuevas figuras tributarias».

A partir del ICF, el IEE ha desarrollado un indicador denominado ‘Indicador de presión fiscal normativa’, entendido como la carga de gravamen que el diseño del sistema fiscal introduce en las economías, al margen de la recaudación que obtenga. Dicho indicador se sitúa en 116,4 puntos en 2022, un 16,4% más elevada que la media de la UE y «considerablemente mayor que los 112,8 puntos de 2021 o que los 110,5 puntos del año 2020». Añaden además que la situación de España es un 16,8% peor que la del promedio de los países de la OCDE, que tienen 99,6 puntos.

En cuanto al esfuerzo fiscal, que tiene en cuenta la diferencia en los niveles de renta relativos de los distintos países, estableciendo la UE-28 como nivel 100, se puede apreciar que España realiza un esfuerzo fiscal un 52,8% superior al de la Unión Europea, el cual ya es, según IEE, «bastante elevado en el contexto internacional, muy por encima del de otros países de la OCDE».

Esto deriva en que el porcentaje de recaudación que en España procede de las empresas sea «considerablemente superior a la media europea, ya que estas aportan el 32,5% de los ingresos públicos, mientras que la media de la eurozona es del 23,9%».

Critican la elevada fiscalidad empresarial y patrimonial

El IEE carga contra las figuras fiscales que gravan la actividad empresarial en España, considerando que «es uno de los principales problemas de nuestro sistema impositivo» porque estamos entre los países de la OCDE que presentan «un resultado peor en lo tocante al Impuesto sobre Sociedades».

En concreto, España presentó en 2022 «una presión fiscal normativa sobre el Impuesto de Sociedades un 23,7% más elevada que la media de la Unión Europea y un 22,2% superior al del promedio de la OCDE». Lo cual supone un incremento frente a 2019, cuando la presión fiscal sobre este impuesto era solo un 16% mayor. De esta manera, España cuenta en 2022 con 123,7 puntos de presión fiscal normativa sobre dicho impuesto, siendo 100 puntos la media de la UE.

Otro de los aspectos que el IEE considera «más problemáticos» de nuestro sistema fiscal es la fiscalidad aplicada sobre las propiedades, el patrimonio o las herencias, la cual «golpea severamente la creación de riqueza al penalizar duramente el ahorro». En este sentido, apuntan como causantes a las subidas observadas en el IB durante los últimos años y a ser «el único país de la UE que cobra un Impuesto sobre el Patrimonio», el cual se refuerza en ciertas regiones desde 2023 con el impuesto sobre las grandes fortunas. Sin olvidar el peso del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones.

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