El BdE pide adecuar los PERTE para que el coche eléctrico no afecte a las exportaciones

En un informe sobre el sector exterior, el supervisor bancario señala que el endurecimiento de los tipos de interés y los precios energéticos condicionarán la evolución de las exportaciones

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El Banco de España ha advertido de que el sector del automóvil, uno de los motores de las exportaciones en nuestro país, puede estar en peligro sin unos PERTE bien diseñados que permitan la transición energética hacia el vehículo eléctrico, lo que garantizaría el crecimiento de las ventas al exterior y su consolidación a medio plazo.

En un informe sobre las exportaciones en el último año y medio publicado este martes, el supervisor señala que el sector exterior de nuestro país se enfrenta a incertidumbres geopolíticas y económicas. Entre ellas, la viabilidad del sector del automóvil español, «cuya consolidación a medio plazo requiere una mayor especialización en la producción de vehículos eléctricos«, detalla el documento. «En este sentido, resulta necesario un diseño adecuado de los PERTE relativos al transporte y a la transición energética, que permita que dichas inversiones puedan constituir una palanca de impulso de la capacidad competitiva de esta industria en nuestro país», señala el Banco de España.

En la actualidad hay en marcha tres proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica (PERTE), las herramientas diseñadas por el Gobierno para impulsar la colaboración público-privada en el despliegue de los fondos Next Generation EU, vinculados con el sector: el del vehículo eléctrico y conectado; el de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento; y el descarbonización industrial.

En el documento, el Banco de España constata que tras un buen año en 2022, en el primer semestre de 2023 se ha producido una ralentización de las ventas al exterior debido a la desaceleración de los mercados de exportación.

A futuro, las exportaciones también se van a ver condicionadas por los tipos de interés, en tanto que la vertiginosa subida desde hace un año va a limitar la inversión y, por tanto, la exportación en determinados componentes. A pesar del dinamismo que ha mostrado el sector exterior en el último año, favorecido, señala el BdE, por el vigor de las exportaciones de productos energéticos (Gas Natural Licuado) y de medicamentos, «cabe esperar que el endurecimiento generalizado a escala global de las condiciones financieras limite el vigor de las exportaciones españolas, al menos a través del canal del tipo de cambio, que constituye uno a través de los cuales opera la transmisión de la política monetaria».

Además, los precios de la energía van a seguir condicionando el sector exterior. Por un lado, las tensiones geopolíticas y la necesidad de sustituir el gas barato procedente de Rusia por otras fuentes energéticas va a mantener elevados los precios energéticos durante algún tiempo en comparación con el de competidores como Estados Unidos. A esto habría que sumar que la transición energética podría suponer un repunte puntual en los costes de las industrias para su reconversión.

Sin embargo, hay una nota positiva en el análisis del Banco de España, ya que las «ventajas comparativas de España» podrían dar un nuevo impulso a las exportaciones energéticas españolas. En este caso, de tecnologías verdes. El informe señala las fortalezas de nuestro país «en la producción de energías renovables, basadas en su situación geográfica, su climatología y el desarrollo de una industria productora de componentes utilizados en la generación eólica y solar».

El BdE también apunta que la reconfiguración de las cadenas de valor y suministro, regionalizándose para evitar disrupciones como las vividas durante la pandemia y la guerra de Ucrania, condicionarán la evolución de las ventas al exterior.

Con respecto a 2022, el buen comportamiento de las exportaciones de productos energéticos (sobre todo, en la faceta de nuestro país de reexportador de combustibles fósiles -GNL-) y de los medicamentos -un impulso tras la crisis sanitaria- ha permitido amortiguar el impacto que ha tenido la caída de las manufacturas de las industrias electrointensivas.

En el mismo año, constata el BdE, la competitividad de nuestro país aumentó gracias a la menor inflación en nuestro país en términos comparados con el resto de la UE -gracias, dice el documento, a la excepción ibérica que permitió un recorte de los precios de la energía- y a que los costes laborales unitarios han crecido menos que en otros países, debido a la contención salarial.

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