El desplome de los precios industriales en Alemania amenaza al sector español

El sector industrial alemán no pasa por un buen momento. La economía germana está a medio gas, con un crecimiento plano en el segundo trimestre de este año, tras dos contracciones consecutivas, y una inflación estancada por encima del 6% y sin visos de relajarse. Sin embargo, la locomotora alemana ya da nuevas muestras de seguir echando el freno, señales que preocupan en España, al tratarse de uno de sus principales socios comerciales.

De acuerdo con las cifras de Eurostat, los precios industriales en el país se han desplomado de un mes para otro. Así, si los precios crecían un tímido 0,5% en junio, comparado con el mismo mes del año pasado, en julio se han despeñado hasta una tasa negativa del 5,8%. Más de seis puntos porcentuales de diferencia en apenas un mes, confirmando una desaceleración que viene produciéndose desde finales del año pasado. En febrero de este año, los precios de las manufacturas eran todavía un 14,2% superior al de febrero de 2022, cuando comenzó la invasión rusa de Ucrania y antes de desbocarse el coste de la energía. Pero conforme el enfriamiento de la actividad económica se ha ido trasladando a la industria, su incremento de los precios pasó al 7,3% en marzo, al 4,5% en abril, al 1,6% en mayo y al 0,5% de junio.

Los precios industriales de la principal economía del euro caen menos que en el conjunto de la eurozona (-7,6%) y que en el total de la Unión Europea (-6,6%), pero estos ya encadenan tres meses de contracción, que se ha agravado con la súbita recesión alemana. Influye principalmente la reducción en los precios de la industria energética, que caen un 24,2% en la zona euro y un 21,5% en la UE. Si no fuera por este segmento, los precios industriales aumentarían el 1,6% en ambos casos.

En España caen el 8,2%

En nuestro país, los precios también encadenan tres meses de contracciones, aunque estas caídas han sido más progresivas y menos abruptas. En julio, los precios industriales se recortaron un 8,2% interanual, frente a la contracción del 6,2% experimentada solo un mes antes. Pero, en términos intermensuales, llevan dos meses en territorio positivo. Con todo, el freno alemán va a incidir en algo que los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral ya arrojaron: el debilitamiento del sector exterior.

Si bien el buen tono de las exportaciones mantuvo el crecimiento en la última parte del año pasado y principios de este, las tornas se han dado vuelta debido a la debilidad de nuestros socios. En el segundo trimestre, las exportaciones frenaron en seco: apenas aumentaron el 0,7% con respecto al segundo trimestre de 2022 cuando un trimestre antes crecían a un ritmo del 10,2%. Una desaceleración que se produce por un descenso en las tasas interanuales de las exportaciones de bienes (del 4,9 al −3,6%) y de las exportaciones de servicios (del 23,1% al 11,2%). Y, a la vista de la reducción de los precios, podría ir a más.

Hay otro dato que incide en el debilitamiento de la economía alemana (y española) de cara a la parte final del año: es el del PMI compuesto de la eurozona, que disminuyó en agosto al ritmo más acelerado en tres años. El sector servicios, que hasta agosto había sostenido en terreno positivo (por encima de 50) la actividad, también presentó una caída. En el caso alemán, el PMI compuesto para agosto se situó en el 44,6, el mínimo en 39 meses. España se mantiene por encima (48,6), pero aún en terreno contractivo.

«De entre las economías más grandes de la zona euro, el principal lastre proviene de Alemania y Francia, donde la actividad del sector servicios se debilitó al ritmo más rápido de este año«, detalla el economista jefe del Hamburg Commercial Bank, Cyrus de la Rubia. «En cambio, en Italia y España se ha producido una desaceleración relativamente leve en agosto. No obstante, a juzgar por lo ocurrido en Alemania y Francia, parece que Italia y España no podrán evitar una desaceleración más fuerte en el sector servicios», advierte.