Los pueblos españoles que el cine convirtió en estrellas
¿Quieres saber cuáles han sido los pueblos españoles más populares en el cine? Así es como algunos de ellos consiguieron tanta fama

El pueblo de Sos Rey Católico, escenario de «La Vaquilla». Foto: Turismo de Aragón
España, con su variado patrimonio histórico y paisajes únicos, ha servido de escenario para algunas de las películas más icónicas de la historia del cine. Estas producciones han hecho que ciertos pueblos se conviertan en destinos de culto para los amantes del séptimo arte. A lo largo y ancho del país, localidades como Sos del Rey Católico, Ayna, Guadalix de la Sierra, Zumaia y el Desierto de Tabernas han alcanzado la fama gracias a los rodajes que se llevaron a cabo en ellas. Hoy, estos lugares siguen recibiendo visitantes atraídos no solo por su belleza, sino también por la magia cinematográfica que los convirtió en estrellas.
Sos del Rey Católico: el set de «La Vaquilla»
El pueblo aragonés de Sos del Rey Católico es un lugar lleno de historia, con un casco antiguo que transporta a otra época. Sin embargo, el pueblo alcanzó la fama en los años 80 cuando sirvió de escenario para el rodaje de «La Vaquilla», la comedia bélica dirigida por Luis García Berlanga. El director se decantó por este lugar debido a su arquitectura medieval bien conservada, que encajaba perfectamente con la ambientación de la película. Durante el rodaje, más de 700 vecinos participaron como extras, lo que dio lugar a numerosas anécdotas, incluyendo la famosa escena de la vaquilla escapándose por las calles del pueblo.
El impacto de la película en Sos del Rey Católico fue tan significativo que hoy en día se pueden encontrar esculturas conmemorativas en las calles, incluyendo sillas de director de cine y claquetas con frases célebres del filme. El pueblo no solo se volcó en la producción como tal, sino que también se ha asegurado de mantener viva la memoria del rodaje, convirtiéndolo en un atractivo turístico adicional para quienes lo visitan.

Ayna, Liétor y Molinicos: los escenarios surrealistas de «Amanece, que no es poco»
En el corazón de la Sierra del Segura, en Albacete, se encuentran los pueblos de Ayna, Liétor y Molinicos, que alcanzaron la fama gracias a la peculiar comedia de José Luis Cuerda, «Amanece, que no es poco». El director, oriundo de Castilla-La Mancha, quiso rendir homenaje a su tierra mostrando la belleza natural y la autenticidad de estos lugares. El rodaje, que tuvo lugar en 1988, dejó una huella imborrable en estos pequeños municipios, que se han convertido en auténticos lugares de peregrinación para los seguidores de la película.
Hoy en día, los pueblos cuentan con rutas guiadas que recorren los escenarios más emblemáticos del rodaje, como la Plaza Mayor de Molinicos y la ermita de Liétor. Incluso se ha creado un museo en Ayna dedicado a la película, donde se exponen fotografías, guiones y otros objetos relacionados con el rodaje. El impacto cultural y turístico que «Amanece, que no es poco» dejó en la región sigue vigente, atrayendo a visitantes nacionales e internacionales.
Guadalix de la Sierra: la España rural de «Bienvenido Mr. Marshall»
Otro pueblo que alcanzó la fama gracias al cine es Guadalix de la Sierra, en la Comunidad de Madrid. La localidad se convirtió en el escenario principal de «Bienvenido Mr. Marshall», la obra maestra de Luis García Berlanga estrenada en 1953. La película, que criticaba la realidad social de la España de la época, colocó a Guadalix en el mapa, no solo como un lugar de interés cinematográfico, sino también como un reflejo del costumbrismo y humor español.
En la actualidad, Guadalix de la Sierra sigue celebrando su vínculo con la película mediante un conjunto escultórico que homenajea el rodaje, ubicado en la entrada del pueblo. Cada año, durante las fiestas, se recita la mítica frase de la película desde el balcón del Ayuntamiento: “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación. Y esa explicación que os debo os la voy a pagar”. La participación de muchos vecinos como extras en la película y las anécdotas del rodaje han quedado grabadas en la memoria colectiva del pueblo.
Zumaia: el encanto del País Vasco en «Ocho apellidos vascos»
El municipio costero de Zumaia, en el País Vasco, se volvió mundialmente conocido gracias a la exitosa comedia «Ocho apellidos vascos», estrenada en 2014. La película no solo se convirtió en la más taquillera de la historia del cine español, sino que también impulsó el turismo en el norte del país, con miles de personas deseando visitar las localizaciones utilizadas en el rodaje. La ermita de San Telmo, situada sobre un acantilado con vistas al mar Cantábrico, es uno de los puntos más buscados por los turistas que llegan al pueblo.
Las calles de Zumaia también fueron escenario de algunas de las escenas más memorables de la película, lo que ha hecho que el pueblo implemente rutas turísticas especiales para mostrar estos lugares. Además, cerca de Getaria, otro municipio vasco, se rodaron escenas en el puerto, lo que ha convertido la zona en un reclamo para los amantes del cine. La influencia de «Ocho apellidos vascos» sigue siendo visible en la región, que ha sabido aprovechar el tirón cinematográfico para enriquecer su oferta turística.
Desierto de Tabernas: la magia del western en Almería
Finalmente, no se puede hablar de cine en España sin mencionar el Desierto de Tabernas, en Almería. Desde finales de los años 50, esta árida región ha sido el lugar elegido para innumerables películas del género western, como «El Bueno, el feo y el malo» y «La muerte tenía un precio». Su paisaje desértico, similar al del suroeste de Estados Unidos, lo convirtió en el lugar perfecto para recrear el Lejano Oeste. Hoy en día, el Desierto de Tabernas sigue conservando esa atmósfera cinematográfica gracias a parques temáticos como Oasys MiniHollywood, que recrean los escenarios utilizados en los rodajes.
A pesar del paso de los años, la influencia del cine sigue siendo palpable en estos pueblos españoles, que han sabido transformar su patrimonio cultural en un reclamo turístico. La mezcla de historia, cine y naturaleza convierte a estas localidades en auténticas estrellas del celuloide, atrayendo a viajeros de todo el mundo dispuestos a vivir su propia aventura cinematográfica.