Vaya semanita (la de Trias)
Empezó fuerte la semana. El lunes Xavier Trias recibía el apoyo entusiasta de Fredi Bentanachs, uno de los fundadores de Terra Lliure. El ex terrorista, y nunca arrepentido, tuiteó una fotografía con el candidato de Junts per Catalunya y el siguiente mensaje: “La transversalitat també és això: Xavier Trias amb els Miquelets al combat”. En la cabeza de un personaje de esta calaña, la transversalidad es ese ínfimo e infame espacio que se encuentra entre el separatismo violento y el nacionalismo radical.
El martes el entorno de Trias salió a la calle a recibir con los brazos abiertos a Clara Ponsatí. Tras una reforma del Código Penal al gusto del delincuente, la ex consejera sabía que no iría a la cárcel. Así pues, no corría ningún riesgo con este nuevo “farol”. El espectáculo en el Colegio de Periodistas venía, de esta manera, patrocinado por Pedro Sánchez.
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Acompañada por Gonzalo Boye, abogado condenado por colaborar con ETA, Ponsatí fue detenida entre grititos de sus fans. “¡No la detendrán!”, auguraba el coro amarillo mientras ella mostraba ante las cámaras un carnet, el de eurodiputada o el del Caprabo. Ya no aciertan ni con el futuro más inmediato.
Con todo, el miércoles Ponsatí ya estaba de vuelta en Bruselas. El show debía seguir, aunque el europrocés nunca haya cuajado. El ruido seguía, pero Trias permanecía callado y no renegaba ni de la ex consellera, ni del apoyo del ex terrorista. A estas horas el alcaldable sigue otorgando. Su imagen de moderación empieza a tener unas fisuras que más bien parecen fallas tectónicas.
El jueves, la presidenta de su partido era condenada a 4 años de cárcel por prevaricar, por fragmentar contratos con el objetivo de favorecer con dinero público a un amigo narcotraficante. Es un caso que trasciende al partido. Durante los últimos meses, Laura Borràs ha ejercido también como presidenta virtual del Parlamento de Cataluña, manchando aún más la imagen de la institución, porque el acomplejamiento de Esquerra y la sumisión del PSC no han permitido un cambio de presidencia.
La inhabilitación la dejará sin cargo público, pero se aferrará a la presidencia del partido del silencioso Trias. De hecho, las únicas voces que se han oído en JxCat son favorables a la continuidad de la presidenta. “Toda la solidaridad”. “Todo el apoyo”. “¡Juicio político!”. Incluso han promovieron una concentración (algo friki) a favor de la prevaricadora ante las puertas del Parlament. Déjà vu. Vuelta a los 80. Es el modus operandi de Banca Catalana y décadas de nacionalismo. “A partir de ahora, de ética hablaremos nosotros”, espetó entonces Jordi Pujol. Ahora, lo mismo, pero cambiando la senyera por la estelada.
Borràs sigue presidiendo JxCat, y Ponsatí, perorando en Bruselas
Y llegamos al viernes. Borràs sigue presidiendo JxCat, y Ponsatí, perorando en Bruselas. Trias sigue mudo. ¡Vaya semanita! No obstante, lo de estos días no es una anécdota. Es un resumen de lo que pueden ser los próximos cuatro años en el ayuntamiento de Barcelona. Trias con Maragall sería como Ada Colau con un lazo amarillo: más okupas, menos empresas y una ciudad al servicio del próximo procés.
En definitiva, Trias es el candidato de Puigdemont. Su partido seguirá presidido por Borràs. Su entorno recibe a Ponsatí con alegría. Tiene el apoyo del fundador de Terra Lliure. Y ha dicho que quiere pactar con ERC. No sé, Rick, parece indepe.