Urkullu propone retroceder 300 años y el PSOE y el PP lo ven constructivo y bien encaminado
Feijóo siempre ha hecho gala de tener una magnífica relación con Urkullu. Su feeling llega a tal punto que ambos han pactado varias veces la fecha de convocatoria de las elecciones a sus correspondientes comunidades autónomas.
Esa buena relación facilitó a Feijóo que Urkullu se le pusiera al teléfono para hablar sobre la investidura. A pesar de que el Lehendakari le hizo la cobra y remitió a Feijóo a reunirse con Ortuzar, el presidente de los populares califico la llamada de “franca y provechosa”… aunque no ha explicado en que ha sido útil para sus intereses.
Urkullu, con el fin de no poder ser manipulado por Feijóo, ha publicado un artículo en El País donde expuso, por primera vez desde el 23J, qué consecuencias concretas tendrá para España la investidura de Pedro Sánchez. El texto no tiene desperdicio.
En el artículo Urkullu propone que España “sea plurinacional como lo fue hasta el siglo XVIII”
En el artículo Urkullu propone que España “sea plurinacional como lo fue hasta el siglo XVIII”. En la práctica, Urkullu propone retroceder 300 años hasta antes de la revolución francesa para que el nuestro vuelva a ser un país de desigualdades y donde los territorios y la historia primen sobre las personas. Lo de Urkullu son fueros y feudos sobre libertades individuales. Lo de un país de libres e iguales a Urkullu le suena a chino.
Félix Bolaños, ministro de la presidencia en funciones, se ha apresurado a afirmar que la propuesta del Lehendakari es “muy legítima” e incluso el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda (PP), ha señalado que la idea “está bien encaminada porque está dentro de la constitución”.
Además de la nostalgia carlista, propia del PNV, los nacionalistas vascos han propuesto la celebración de una Convención constitucional que “permita pactar una interpretación de la constitución”. Dicho de otro modo, el PNV quiere que el estado autonómico haga como las Cortes franquistas y se autodestruya. El gobierno, en boca de Félix Bolaños, considera la propuesta “constructiva”.
La celebración de una convención, fuera de las cortes generales, para acordar cosas como, por ejemplo, la voladura del Estado, tal como hoy lo conocemos, para retroceder hasta el siglo XVIII, Urkullu las plantea con educación y legamente vestido, así que al PSOE y al PP lejos de parecerles algo retrógrado, peligroso y anticonstitucional les suena “muy legítimo” y “bien encaminado”.
La Generalitat, siempre dos pasos por delante en su camino a la destrucción de España, ha aclarado mediante la consejera Laura Vilagra, interlocutora habitual de Bolaños, que “esa no es su vía”. A pesar de esta posición de ERC, lógica dado que los republicanos son socios de Bildu, la propuesta de Urkullu coincide con la suya, dado que ambos partidos piden un trato bilateral de sus regiones con el gobierno, al margen del resto de las CC. AA.
Esta propuesta llevada a la práctica consagraría la propuesta de independentistas vascos y catalanes de crear una España confederal con ciudadanos de primera y de segunda en función del lugar del país donde residieran.
El PNV es, en muchos aspectos, mucho más peligroso que Bildu, ERC o Junts
El PNV es, en muchos aspectos, mucho más peligroso que Bildu, ERC o Junts. A estos tres se les ve venir, hiperventilan, se les va la mano, sobre gesticulan y son previsibles. Gritan tanto y tantas veces han pronosticado el apocalipsis constitucional zombi que han inmunizado aparte de la sociedad. Lo del PNV es distinto. A todos, o mejor dicho, a casi todos, nos parece tan terrible Bildu, que tendemos a pensar, erróneamente, que el PNV es un partido civilizado.
El PNV sabe perfectamente lo que quiere: la independencia. Sabe con claridad meridiana que piensa del resto de los españoles, por los que siente el mismo desprecio que sus homólogos separatistas de Bildu, ERC y Junts.
Lo que separa al PNV del resto de sus colegas pro independencia es que ellos no se alteran, no les tiembla el pulso, no vacilan y no se les dispara la tensión como también permanecía impasible Michael Corleone en la magnífica escena en su casa de Lago Tahoe en el Padrino 2 cuando le dice al senador Pat Geary que espera que el senador tendrá la deferencia de pagar por él la licencia del casino de Las Vegas.