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Mentir hasta votar 

Después de la campaña más sucia de las que se recuerda en democracia (quienes hemos cubierto todas desde el 15-J de 1977) hemos llegado a la capilla de las urnas detectando un grado alto de indignación que explica las ganas de votar que dicen tener los ciudadanos. Desde que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se enfrentaron en el ‘cara a cara’ televisivo y el presidente que aspira a la reelección perdió el duelo, la campaña socialista dio una vuelta de tuerca.

Con la intención de laminar al oponente popular, en una clara operación de embarrar el terreno y señalarlo a él como mentiroso. Destruir al personaje. Emplazándole a que explique su relación con el contrabandista Marcial Dorado (una foto de hace más de veinte años) vinculando las sospechas de relación “con el narcotráfico”. Pincharon en hueso. La oposición gallega lleva todo este tiempo intentando sacar provecho de esa foto y tan sólo ha conseguido que Feijóo ganara, en cuatro ocasiones, la mayoría absoluta.  

Ha habido juego sucio contra Feijóo. De todo tipo. Acusaciones muy graves que en un país democrático como el nuestro tendrían que demostrar. En un Estado de Derecho quién acusa tiene que aportar las pruebas. Lo demás, son insidias. No les dolieron prendas al utilizar una munición fallida cuando dijeron que Feijóo no estaba preparado para debatir en televisión en un ‘cara a cara’ con Sánchez y que, por eso, se iba a ayudar de un pinganillo. Un engaño que tuvieron que desmentir los propios responsables del debate en A3media. O la mueca de Zapatero ridiculizando, en un mitin, a Feijóo cuando va a Bruselas.  

MÁLAGA, 21/07/2023.- El líder del Partido Popular y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, durante su intervención en un acto en el último día de campaña, este viernes en Málaga. EFE/Jorge Zapata
El líder del Partido Popular y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo. EFE/Jorge Zapata

El líder popular podría haber respondido con el mismo bajo estilo. Porque el PSOE no puede presumir de tener limpio de polvo y para el archivo fotográfico. La imagen de Sánchez con Tito Berni, por ejemplo. O su efusivo saludo a la venezolana Delcy Rodriguez, para pasmo de los demás mandatarios europeos. Pero no lo hizo. Les ha dejado a Sánchez y a Yolanda, con su campaña cuqui de matria y plancha, solos en el barro. Ya veremos en las urnas si la irrupción de Zapatero en el ruedo para salvar al soldado Sánchez ha sido, o no, un error de manual. 

Sánchez tendría que pedir disculpas a Feijóo

Feijóo se ha centrado en sus propuestas. Porque las ha hecho. Y en mostrarse satisfecho porque la Comisión Europea le ha dado la razón cuando él le preguntaba a Sánchez si pensaba aplicar los peajes en las autovías en 2024. Sánchez negó la mayor ante la audiencia televisiva.

Y Bruselas terminó por desmentirlo a él. Habrá peajes porque el gobierno de la Moncloa se comprometió por escrito a hacerlo, a cambio de la quinta remesa de los Fondos Europeos. Está escrito. Página 87, 127 y 134 del Plan de Recuperación. Aún así, Sánchez y sus peones siguieron hablando de los “bulos de la derecha” aunque había sido la responsable de economía de la UE quien les había desmentido.  

Feijóo ha enseñado todas sus cartas durante la campaña: se presenta como una alternativa a un amplio abanico de votantes

Sánchez tendría que pedir disculpas a Feijóo y al Director de Tráfico, Pere Navarro, tras haberle obligado a corregir sus verdades del barquero, cuando reconoció con toda naturalidad que habría que pagar peajes por nuestros compromisos con Europa. Dos ministras llegaron a cuestionar en público su solvencia. Pero que la realidad no les estropee los eslóganes.  

Feijóo ha enseñado todas sus cartas durante la campaña: se presenta como una alternativa a un amplio abanico de votantes. Desde los decepcionados con Vox hasta socialistas antisanchistas. Sin tener que depender de los extremos, que deterioran la convivencia. Veremos qué mayoría le dan las urnas. 

Sánchez sabe que no va a ganar las elecciones. Por eso se está conjurando para bloquear la investidura de Feijóo. Para esa operación, que comportaría una paralización del país por unos meses y vuelta a repetir elecciones, necesitará a Bildu y ERC, por lo menos. Unos socios que le están esperando para ponerle sobre la mesa los referéndums independentistas en el País Vasco y Cataluña. Unas consultas que volverán a ser ilegales si Feijóo logra gobernar.  

Los movimientos a la desesperada de última hora de Pedro Sánchez denota un intento de tapar fugas en una errática campaña. Aún así, En la cocina del PSOE hablan de “subidón” que, traducido a resultados, quiere decir que pueden recuperar algunos votos que daban por perdidos en el comienzo de la campaña. A estas alturas no sabemos si expresan un deseo o son las últimas mentiras antes de llegar a las urnas.