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Los egos de la izquierda

Se las prometía felices el presidente del Gobierno después del regalo parlamentario de Vox en forma de moción de censura, con la operación lanzamiento de la vicepresidenta segunda, Yolanda Diaz, para que recoja el legado de Podemos, ahora que el grupo comunista ha entrado en la pendiente de la decadencia demoscópica. Se trata de salvar los muebles a su izquierda en un punto de equilibrio: ni demasiado fuertes para que no le desbanquen ni demasiado débiles para que le sigan sujetando los palos de la Moncloa. Una operación que parece la de un experimento de laboratorio no exenta de riesgos. 

Es cierto que la directora de la Guardia Civil, con su dimisión forzada porque su marido ha resultado imputado en un delito de presunta corrupción , le amargó a Sánchez el fin de fiesta de la moción de censura. Un vidrioso asunto de los que incomodan a Patxi López cada vez que se hincha a hablar de la corrupción de la derecha y que traerá cola. Pero el experimento del que se desconoce su impacto en tiempo electoral es la apuesta de Sánchez por Yolanda Díaz como su ‘opción B’ cuando Podemos falle.

Su entronización como candidata de un proyecto que aún no tiene fondo ni más forma que el nombre, cuando Sánchez le cedió tiempo y espacio en la tribuna parlamentaria para que replicara al profesor Tamames, ha abierto el melón de la sucesión a la izquierda del PSOE que ha puesto a Pablo Iglesias en pie de guerra. Su lucimiento en el Congreso de los Diputados no gustó a las ministras de Podemos, que se encuentran inmersas en pleno pulso con el presidente del gobierno desde que éste cambió con la ley del ‘sólo sí es sí’.  

Yolanda Díaz aparecerá el próximo día 2 de abril sin haberse pronunciado en infinidad de polémicas que han mantenido a Podemos y al PSOE en los lados opuestos de esas trincheras que tanto les gustan. Ni con la guerra de Putin y las ayudas militares a Ucrania, ni con la ley que ha favorecido la rebaja de penas a los violadores… se ha ido zafando de temas tan polémicos como las alianzas con los independentistas con mensajes vacíos rellenados con frases de un mundo ‘superhappy’. A la Mesa de negociación entre el Gobierno y la Generalitat había que acudir “con mucho amor”. ¿Recuerdan?

Ha nacido una estrella con candidatura aplazada

Ha nacido una estrella que no se presentará a las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Pero se trata de generar expectación para las generales. Y participar en la próxima campaña  con mejor tino del que empleó en la contienda andaluza. Ir a hablar de un mundo mejor en aquellos territorios donde la izquierda no esté a la greña. Tendrá que ir con un Google Maps de la concordia para guiarse en el laberinto de los que fueron los suyos pero que ahora se ignora en qué lado de la historia se van a quedar.  

El proyecto ‘Sumar’ no tiene un partido detrás ni tampoco músculo organizativo, ni base. Después del 28-M veremos qué fuerza electoral obtiene el (ya) clásico Podemos. Pero, a día de hoy, la percepción que se proyecta es la de un conflicto de egos sin diferenciación de programas. Una pugna por el espacio más que una confrontación de proyectos.  La guerra ha estallado en el epicentro de la izquierda comunista y populista. Y faltan sólo dos meses para las elecciones municipales y autonómicas. 

La percepción que se proyecta es la de un conflicto de egos sin diferenciación de programas

No hace mucho tiempo que el líder fáctico de Podemos estalló contra su tutelada en el gobierno de la Moncloa llamándola estúpida si se creía que si a Podemos le va mal en las elecciones de mayo, va a tener mejor suerte una candidatura de izquierda en las generales. Ahora, le acusa de querer imponer candidaturas sin imponer primarias. Tal como está discurriendo la pelea de egos hay que decir que ‘Sumar’ no es una alternativa a Podemos sino una venganza cargada de personalismos.

El mismo proyecto con liderazgos distintos. No es casualidad que Yolanda Diaz, en su último monólogo del pasado fin de semana, reprodujera las palabras prácticamente calcadas a las que pronunció Pablo Iglesias en un acto de 2019. Fue una copia buscada en su disputa con Podemos y en su pulso con Pablo Iglesias que, por supuesto, no ha dicho su última palabra. 

El interés de Pedro Sánchez por el choque a su izquierda es limitado. En el fondo, crece su temor a que Diaz y Podemos, ahora a la greña, no sumen. Y le conviene mucho menos presentarse a las elecciones con dos partidos a su izquierda que debilitaría mucho más al Psoe. Da por descontado que no ganará en las urnas. Por eso su apuesta en esta carrera es engordar a sus socios. Mejor uno que dos.