La lucha de clases se traslada a la vivienda
¡Qué tiempos aquellos en que uno leía los manuales de filosofía, sociología y economía política elaborados por el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética –editados en la lengua española en los 60 y 70 por Ediciones Pueblos Unidos, Grijalbo o Akal- y firmados por autores como F.V Konstantinov, M. A. Dynnik, K.V. Ostrovityanov o I.Shchipanov! Se leían y se creían. Por aquel entonces, se comulgaba, incluso, con la lucha de clases entendida como “la lucha entre los explotadores y los explotados”. Lucha secular habida cuenta que “la historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases”. Lucha que “es la fuerza motriz de la evolución histórica en la sociedad de clases”. Amén.
La gran familia de Ada Colau
Medio siglo después –incluyan la caída del Muro y la crisis irreversible de los llamados discursos emancipatorios-, el Observatorio DESC recupera, a su manera, la tradicional lucha de clases.
Conviene situarnos. ¿Qué es DESC? Un “centro para la defensa de los Derechos Humanos que concentra sus esfuerzos en desmontar la percepción devaluada de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales” como el “derecho a la vivienda, al trabajo, a la educación, a la salud, a la alimentación, al ambiente sano”. ¿DESC? Si ustedes consultan la página del Observatorio verán una serie de nombres entre los cuales no figuran fundadores e impulsores como Ada Colau, Jaume Asens o Gerardo Pisarello. Esto es, como alguien ha dicho, la “gran familia de Colau”. O el núcleo duro de los Comunes que han gobernado y gobiernan todavía la ciudad de Barcelona.
Más datos: de 2007 a 2015, Ada Colau colabora con DESC en materia de vivienda. DESC también ha contado/cuenta –desde 2014- con una financiación anual de 120.000 euros proporcionados por el Ayuntamiento de Barcelona. Según cálculos del partido político Valents, el Ayuntamiento de Barcelona habría subvencionado -3, 4 millones de euros- a entidades y asociaciones afines a Ada Colau como el Observatorio DESC, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Ingenieros sin fronteras y Alianza contra la Pobreza Energética.
¿Qué asunto les une? La vivienda. ¿Cuáles son los trabajos publicados por DESC durante los últimos meses de 2022? Conviene remarcar el trabajo ¿Quién desahucia en Barcelona? Análisis del papel de los grandes propietarios privados en las expulsiones de la ciudad (noviembre 2022). Un trabajo que se complementa con otros dos: Guías para interponer una demanda por incumplimiento de la Ley 24/2015 (noviembre de 2022) y Desahucios, ¿un fenómeno global? (diciembre 2022).
Que medio siglo no es nada
Como se decía más arriba, medio siglo después de la derrota de la vieja retórica de la lucha de clases, el Observatorio DESC la recupera a su manera. Al respecto, basta leer los trabajos –el original está en lengua catalana- ya citados. El asunto no es baladí si tenemos en cuenta que la política de vivienda del Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau, se inspira en los trabajos de un DESC que, desde sus orígenes, está inspirado por Ada Colau. Una política de vivienda que inspira también a un/una Unidas-Podemos que gobierna España en coalición con el PSOE. De ahí, la importancia de un DESC que avanza lo que nos puede llegar.
Teoría y práctica de la lucha de clases en la vivienda
Siguiendo la dogmática marxista, la lucha de clases se expresa a través de la lucha ideológica, la lucha política y la lucha económica. La lucha ideológica o el enfrentamiento de dos concepciones opuestas del mundo con el objeto de mostrar la superioridad moral de una de ellas. La lucha política o la ocupación del poder para instituir una nueva legalidad. La lucha económica o la reivindicación/exigencia de ciertos “derechos” entre los cuales se encuentra –en el caso que nos ocupa- la vivienda.
En el trabajo ya citado del Observatorio DESC, titulado ¿Quién desahucia en Barcelona? Análisis del papel de los grandes propietarios privados en las expulsiones de la ciudad, se compendian las tres formas y prácticas de la lucha de clases en la vivienda.
Personas y familias vulnerables versus grandes propietarios privados
La nueva versión de la lucha de clases o las “personas y familias vulnerables” versus los “grandes propietarios privados” y los “fondos buitres” sin olvidar las “entidades financieras”. Un trasunto de la lucha entre el proletariado y la burguesía. Una lucha de clases que gira alrededor de la siguiente idea: “Los desahucios son un fenómeno que vulnera el derecho a la vivienda”.
El argumento ideológico de la lucha de clases: la Declaración de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en donde se lee, respectivamente, que “toda persona tiene derecho a… la vivienda” y “toda persona tiene el derecho a… vivienda adecuada”. De ahí la superioridad moral, la necesidad de una nueva legalidad y la reivindicación del derecho a la vivienda.
Los olvidos del Observatorio DESC
Casualmente, el Observatorio DESC se olvida del artículo 33.1 de la CE que afirma que “se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia”. No vale aducir el artículo 33.3 -“nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes”-, porque los desahucios se ejecutan de acuerdo a la Ley.
También casualmente, el Observatorio DESC se olvida del artículo 47 de la CE en donde se lee que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho”. Quizá el Observatorio DESC debería exigir al Ayuntamiento de Barcelona –mediante un informe, claro está- la promoción de vivienda pública y albergues públicos para quienes lo necesiten. Así se acabaría con la externalización de la vivienda pública o social por parte de un Ayuntamiento de Barcelona que carga la responsabilidad a la maldita iniciativa privada y su afán de lucro.
Lo que puede llegar
De la lucha ideológica a la lucha política (nueva legalidad) y la lucha económica (reivindicación de “derechos”), el Observatorio DESC propone la “regulación” de los “fondos oportunistas” o “fondos buitre” cuyas actuaciones son “contrarias a los derechos de la ciudadanía”. Oigan, ¿acaso no tenemos jueces y tribunales de justicia? Por lo demás, el Observatorio propone también “limitar el incremento de los alquileres”: un craso error que encarece el precio de la vivienda de alquiler al bajar la oferta y aumentar la demanda. Más: si se limita el alquiler, algunos propietarios venden. Es decir, menos viviendas de alquiler y más caras. Queriendo favorecer a los jóvenes y los vulnerables, se les perjudica. Cosas del progresismo y su fobia hacia la propiedad privada.
Y cuidado con las multas que pagan los ciudadanos de Barcelona por burlar la lucha de clases de la vivienda. Al respecto, lean la Noticia que publica el Observatorio DESC con el título Barcelona pone las primeras sanciones por incumplimiento de la norma del 30% impulsada por el movimiento por la vivienda (diciembre 2022). Así acaba el texto de la Noticia: “hay que continuar apostando para aprovechar al máximo el potencial del marco legislativo existente, abrir todas las rendijas posibles y derrocar mitos y tabúes que bloquean cambios más ambiciosos e igualmente necesarios”. A saber qué es lo que nos espera.
Justicia y fraternidad
Atendiendo a la Declaración de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Observatorio DESC, que “concentra sus esfuerzos” en la defensa, entre otros, de los “derechos económicos y sociales”, debería reclamar también el “bienestar” y la “mejora continuada de las condiciones de existencia” de las personas. ¿Cómo? A la manera del desahucio: expropiando al capitalismo despiadado en general y a los ricos en particular. Así culminaría –compañeras y compañeros- la lucha de clases y se instalaría en la tierra, por fin, la justicia y la fraternidad universales. Amén.