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Hablemos de la Formación Profesional 

En los próximos años se prevée la salida del mercado laboral de un porcentaje muy importante de trabajadores de la generación del Baby Boom, llegando al 100% en algunos sectores. Solo en esta década se prevén 9,6 millones de oportunidades de empleo (Gamboa et al., 2021). A este relevo generacional, habrá que sumarle las oportunidades laborales que se generen por la expansión o ampliación de los puestos de trabajo en algunos sectores emergentes como el de la ciberseguridad, la fabricación inteligente, la biotecnología, la inteligencia artificial, o las energías renovables. 

En paralelo, sin embargo, son recurrentes las declaraciones de asociaciones empresariales sobre la gran dificultad que vienen experimentando las empresas de diferentes sectores productivos para cubrir vacantes abiertas, algo que contrasta con las aún altísimas tasas de desempleo juvenil, que en España rozó el 30% en febrero, el segundo más elevado de la OCDE solo por detrás de Grecia. 

La pregunta es obvia: ¿Por qué un porcentaje tan alto de jóvenes no encuentra su sitio en un mercado laboral ávido de profesionales especializados? Las razones son múltiples y complejas, pero un factor relevante es el desajuste entre las cualificaciones y las demandas del mercado de trabajo. 

Esta situación indeseable requiere de medidas que faciliten un mayor flujo de profesionales cualificados hacia el mercado laboral y una respuesta integrada de los sistemas formativo y productivo. En este contexto, cobra especial relevancia la Formación Profesional (FP) como herramienta para satisfacer las necesidades formativas del tejido productivo.  

En la UE-14, el 36,1% de las personas matriculadas en enseñanzas posobligatorias lo están en FP, este porcentaje en España desciende al 32%

España sigue por debajo de los países del entorno en porcentaje de titulados con FP. Así, mientras que en la UE-14, el 36,1% de las personas matriculadas en enseñanzas posobligatorias lo están en formación profesionalizante, este porcentaje en España desciende al 32%. Las necesidades ocupacionales de las empresas evolucionan y es conveniente que esto se refleje en el desarrollo curricular de los ciclos FP, actualizando los contenidos y creando nuevos cursos de especialización que antes no existían y ahora están siendo solicitados. 

En este sentido, en abril de 2022 entró en vigor la nueva Ley de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, que implica cambios de calado en el sistema de FP español. Uno de los cambios más destacados es la integración de dos subsistemas hasta ahora fragmentados – la FP Inicial o Educativa (FPI) y la FP para el Empleo (FPE) – consolidando los denominados Centros Integrados de Formación Profesional (CIFP). En el caso catalán, también resulta positivo la recién aprovación del nuevo Decreto de centros de FP integrada, que también posibilita una mayor implicación del tejido productivo en la gobernanza de dichos centros. 

Estudiante en biotecnología. Foto: Envato
Estudiante en biotecnología. Foto: Envato

Debemos avanzar hacia un tipo de “formación a la carta”, actualizada y diseñada de la mano de las empresas, así como de otros agentes locales. Esto implica desarrollar un sistema flexible, capaz de identificar las necesidades del tejido productivo y, a su vez, transformarlas en acciones formativas concretas. Para ello, es clave entablar un diálogo fluido y permanente con empresas, centros de formación, asociaciones empresariales, clústeres y otros agentes sociales en un ecosistema integrado, rompiendo barreras entre los ámbitos formativo y productivo. 

Este sistema debe ir también de la mano de un servicio de orientación laboral en estrecha colaboración con empresas y entidades del tercer sector, que posibilite desarrollar trayectorias profesionales consistentes a lo largo de la vida laboral, para personas activas, ocupadas y desempleadas. 

En Cataluña, una cincuentena de empresas ya trabajan con aprendices de la FP dual

La nueva Ley también abre una ventana de oportunidad para un mayor despliegue de la Formación Dual, una modalidad en el que tanto el centro educativo como la empresa son responsables de la formación del aprendiz. La FP Dual, con una larga tradición en países como Alemania, Austria, Dinamarca, los Países Bajos o Suiza, puede aportar una ventaja competitiva tanto a jóvenes como empresas. En Cataluña, una cincuentena de empresas ya trabajan con aprendices de la FP dual, incluidas grandes empresas como BASF, Borges, Bauhaus, Repsol y Seat, entre otros. En Reino Unido se han empezado a instaurar cursos de formación profesional financiados por la industria en sectores de tecnología punta como la producción de terapias avanzadas o la manufactura nuclear avanzada.  

La optimización del sistema de FP en España se torna indispensable para alinear las necesidades de los trabajadores y nuevos sectores productivos, combatir el impacto del declive demográfico y mejorar la formación a lo largo de la vida de todas las personas activas en el mercado laboral. Para ello, los responsables políticos y los proveedores de educación necesitan una mayor cantidad y calidad de datos sobre las necesidades futuras del tejido productivo, para tomar mejores decisiones acerca de reformas, planes de estudios e inversiones. Asimismo, con la nueva Ley de FP, reforzar la interlocución y conexión continua de la FP con la industria y el mundo empresarial es más importante que nunca.