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El fraude del voto por correo como síntoma de la degradación 

The Economist bajo el raiting de democracia a España de plena a defectuosa en su última entrega del ranking de democracias en el mundo. El dato puede parecer irrelevante para la vida cotidiana de la gente normal pero lo que desvela es la degradación de un sistema que se muestra cada vez más vulnerable.  

Durante la presente legislatura el poder político se ha hecho con el control del Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, ha asaltado empresas públicas, ha debilitado los resortes de defensa del estado de derecho al revisar la malversación o hacer desaparecer la sedición, ha ido a un choque frontal con la judicatura y un largo etcétera de acciones.  

No puede decirse que Pedro Sánchez, a diferencia de su vicepresidente originario, Pablo Iglesias, tuviera la idea de degradar, debilitar o destruir el sistema cuando accedió al poder ahora hace cinco años pero el hecho innegable es que no ha tenido remilgo alguno en hacerlo si con ello conseguía afianzar su poder. 

Las consecuencias de la reforma de la malversación se ven ahora con claridad a raíz de salir a la luz pública el escándalo de la compra de voto por correo en diversos lugares de España. Con la nueva legislación, como que el dinero usado, aunque sea público, no ha sido para lucrarse de forma directa, la pena que recibirán los organizadores de esta trama mafiosa será muy leve. 

El intento de influir en la política de un país por parte de un gobierno exterior no es nuevo 

La posibilidad de que en diversos lugares de España se ha podido alterar el resultado electoral mediante la compra de votos pone de manifiesto que hay mucha gente que lo pasa mal, que hay más de un aspirante a político sin escrúpulos y nos abre la puerta a dos preguntas: ¿En cuántos municipios de España no sabemos si el resultado electoral será justo y democrático o está alterado por la compra de votos? ¿Si hasta ahora sabemos de una docena de irregularidades en cuántos lugares ha habido casos parecidos? Y en el caso concreto de Melilla: ¿Estamos protegidos frente a la injerencia exterior, en este caso marroquí?  

El intento de influir en la política de un país por parte de un gobierno exterior no es nuevo. Francia y Holanda han realizado investigaciones y tomaron medidas concretas para evitar la influencia de la Rusia de Putin en beneficio de los intereses electorales de Le Pen y de Wilders.

No es tanto que esos dos líderes fueran prorrusos sino que sus victorias hubieran desestabilizado la Unión Europea cosa que favorece los intereses de Rusia, por cierto ese es el mismo motivo por el que el Parlamento europeo investiga los lazos entre Rusia y el separatismo catalán.  

GRAFCAT803. BARCELONA, 26/05/2023.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña de las elecciones del 28M que los socialistas celebran esta tarde en Barcelona. EFE/Enric Fontcuberta
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE/Enric Fontcuberta

En Melilla la victoria del partido presuntamente responsable de la alteración del resultado electoral, Coalición por Melilla, un aliado del PSOE, mediante la compra de votos hubiera propiciado la posibilidad de que un caballo de Troya marroquí ocupara la máxima instancia de la ciudad autónoma y desde allí dar imagen de legitimidad para pedir la incorporación de Marruecos a Melilla. Es aquí donde aparece el segundo aspecto de la degradación, la reforma de la sedición dejaría ese acto impune.  

La compra del voto por correo es la compra de elecciones y es el viaje de España a la degradación democrática, no es un hecho aislado. Al igual que al Gobierno le ha dado por demoler pantanos para que los pececillos sigan en su ecosistema en los ríos también le ha dado por cargarse el sistema democrático con tal de conservar el poder.

Cuando las cosas empiezan a ir pendiente abajo, se empieza por pactar entre PSOE y PP la reforma del Tribunal de Cuentas a cambio de que Ferraz le entregue a Génova datos del hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid para que la cúpula de su partido se la pudiera cargar, y se acaba comprando votos en Mojácar.  

Hoy España vota ayuntamientos y gobiernos regionales, pero también son unas primarias de unas elecciones generales en diciembre en las que se plantarán tres opciones: seguir el proceso de degradación en el que estamos inmerso, entrar en un proceso de cambio a imagen y semejanza del turnismo entre Cánovas y Sagasta, o sea, cambian los nombres, pero no las políticas, o bien un cambio en profundidad que ponga las bases de la regeneración política social y económica de España. Solo nos podemos permitir la tercera opción.