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De cacicadas y alcaldadas

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Capítulos:

00:00 Introducción

04:40 El sueldo de Garamendi

25:40 Las secuelas de la última alcaldada de Ada Colau

50:00 Pedro Sánchez: solo sí es sí

01:02:00 Despedida

La semana se cierra con la constatación de que España apenas es capaz de desprenderse de las redes clientelares que las administraciones han construido en las últimas décadas. La nueva política no tenía ese objetivo, sino sustituir a la vieja en un “quítate tú que me pongo yo” sobre el que cada día hay menos dudas.

La exclusiva de Economía Digital que relata la remuneración del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, se analiza al detalle en este episodio de ‘La plaza, con Juan García’. El salario de 380.000 euros lo cobraba el jefe de los empresarios como falso autónomo. Sus propios abogados le han apremiado para que regularice la situación.

La respuesta de los principales partidos, poniéndose de perfil, es tan elocuente como los emolumentos de Garamendi.

Ahora resulta que la CEOE es una “empresa privada” y que, por tanto, ni Ferraz ni Génova discutirán cuánto debe cobrar su personal. Dada la ingente cantidad de subvenciones que recibe la central, esa parece una verdad amputada.

¿No debería el Gobierno vigilar a qué se destinan los fondos que reparte? ¿No deberían concretarse los objetivos de una manera solvente antes de solicitar, siquiera, una subvención?

La ausencia de respuestas para preguntas clave no hacen más que delatar que España sigue atada a una red clientelar.

Pero también la incoherencia del Gobierno: ¿Acaso no es Banco Santander una empresa privada y, en cambio, la vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, sí arremetió contra los salarios de su cúpula?

El último movimiento clientelar lo firma el Ministerio de Educación, que ha entregado más de 35 millones de euros a la CEOE y la UGT. Llueve sobre mojado, y las hemerotecas hacen temer por el destino real del dinero público que se entrega a los llamados representantes sociales.

Son las cacicadas que frenan a España, que impiden una economía más competitiva y, por tanto, mejores salarios y mejores pensiones. Todo tiene consecuencias.

Las secuelas de la última alcaldada de Ada Colau tardarán en verse. Pero llegarán. El Financial Times es el último en leer el expediente de la edil. Pero el gremio hotelero va más allá: ¿a qué se destinará más de la mitad de la recaudación por tasa turística? De los 50 millones, solo 20 se quedarán en el sector. ¿Y el resto? Ni pío.

Colau está muy ocupada en funciones políticas autoritarias, como la de romper “relaciones” con Israel sin pasar por el plenario.

La nueva política ya es casta, cacique y déspota. Pero también sectaria. La ley del “sí es sí” deja cada día que pasa nuevos detalles al descubierto. Y lo preocupante es que la ley trans avanza con las mismas taras legislativas que dejarán, como la ley del “sí es sí” situaciones irreversibles en la sociedad.