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Comprar árbitros, cargarse la economía 

Se ha destapado una trama de compra de favores arbitrarles por parte del FC Barcelona según la cual durante más de una década el vicepresidente del comité de árbitros, responsable de designar quien pita los partidos, habría recibido grandes cantidades de dinero por parte del club azulgrana a lo largo de diversas presidencias, desde José Luis Núñez hasta Josep María Bartomeu.  

Casualidades las justas. Desde que el FC Barcelona rompió con Enríquez Negreira el club culé solo ha ganado la liga de 2018, año de la ruptura con Enriquez coincidiendo con su cese en el comité de árbitros. Desde entonces el Barça está en blanco. La década precedente, con pagos por medio ganó 6 de las 10 ligas. En la copa sucede los mismo, tras el fin de los pagos solo un trofeo, la década anterior cinco.  

La Liga, patronal del sector, considera que el fútbol es el 1,37% del PIB nacional y genera 185.000 empleos. El turismo futbolístico, los desplazamientos, las ciudades sede de finales se han convertido en una vía de ingresos y negocio pensar que detrás del fútbol solo hay genialidad deportiva es ingenuo pero de ahí a descubrir un sistema de corrupción institucionalizado destinado a que un equipo gane siempre hay un mundo.  

Desde que el FC Barcelona rompió con Enríquez Negreira el club culé solo ha ganado la liga de 2018

El ocaso de Barcelona como ciudad es paralelo al del FC Barcelona. Messi, el museo del Barcelona, Guardiola, etc. conformaban un relato épico que atrajo millones de turistas y apoyo la proyección internacional de Barcelona y de España. Hoy Messi está en París, Guardiola en Manchester y el Museo del Barcelona es un lugar con más historia que presente y futuro.   

Es más el ocaso del Barcelona es paralelo al de la Liga superada en inversión y espectáculo por la Premier Ligue inglesa. Italia vivió una situación parecida hace años, en 2004 la Juventus de Turín fue descendida a segunda por comprar árbitros y su director general inhabilitado de por vida. Aquí eso no va a suceder, Javier Tebas presidente de la Liga ya ha dicho que los delitos del Barcelona, si lo hay, han prescrito. La ley del deporte aprobada el año pasado con un presidente del Consejo Superior de Deportes ex directivo del FC Barcelona así lo avala.      

La caída del FC Barcelona, siguiendo el camino de putrefacción que acompaña al procesismo independentista catalán que ya han seguido Millet y los Pujol, no interesa a nadie. Ni a Juame Roures magnate televisivo y avalador tanto de la causa culé como de Pablo Iglesias y del independentismo ni tan siquiera a Florentino Pérez dado que sin Barça el Madrid no tiene rival a la altura al que medirse en España y las ligas españolas se convertirían en algo tan anodino como la francesa y la alemana donde al iniciarse el campeonato la única duda es la ventaja por la que el PSG y el Bayern ganarán.  

Del Barça a la Generalitat nada escapa al chapapote procesista que incluye la corrupción.  

Pero hoy sabemos que tanto la Federación como la Patronal del fútbol, La Liga, se enfrentan en todo excepto en algo que, si están de acuerdo, los intereses de los poderosos son sus intereses. En eso actúan igual que UGT y CC.OO frente al Gobierno Sánchez, entrega genuflexa para poder seguir beneficiándose de un negocio que no generan ellos.  

Barcelona recuperará su pulso como ciudad y como referente cultural, deportivo y económico cuando la gente que está el frente de instituciones hoy corruptas y decadentes dejen de estar al frente de las mismas. Del Barça a la Generalitat nada escapa al chapapote procesista que incluye la corrupción.  

El fútbol español ganará de nuevo un mundial cuando alguien tenga que responder frente a un juez y la afición sobre la relación, inequívoca, entre pagar a un vicepresidente de un comité de árbitros y que no te señalen ni un solo penalti en dos temporadas.  

Enríquez Negreira, Tebas, Laporta, Rosell, Bartomeu y Núñez y todos aquellos que hayan compartido con Negreira los pagos del Barcelona han ganado mucho dinero en estos años pero no pueden sostenerles la mirada a un aficionado del Betis, del Español, del Levante, del Villareal o de cualquier otro equipo, todos ellos con el acta del resultado escrita antes de enfrentarse al Barcelona durante años.